miércoles, 3 de abril de 2013

Madrugada Santa


Se le conoce despectivamente como “horario de guachimán”. En mis episodios de insomnio, veo mucha televisión de madrugada y considero que lo que transmiten los canales entre 1:00 y 6:00 am también sirve para leer a un país. Veamos qué se consigue haciendo zapping en canales nacionales desde las 2:30 am de un Jueves Santo.

San Agustín: Semana Santa en Venevisión

En Venevisión, túnicas romanas. En Tves, tocados egipcios y plumas de avestruz. Las películas San Agustín (2010) y Los diez mandamientos (1956), respectivamente, mantienen vivo el espíritu de la Semana Santa. La princesa Nefretiri (Anne Baxter) le besa los pies a Moisés (Charlton Heston, que anda desarmado) y Ramsés II (Yil Brynner) se altera: "Los pies de un esclavo hebreo no son el lugar adecuado para la futura reina de Egipto".

“Contaminé la primavera de la amistad con el pecado de la lujuria”, reflexiona, mientras, el autor de La ciudad de Dios (el actor italiano Alessandro Preziosi), mientras se representa una escena orgiástica, lo que nos lleva a un hallazgo: un santo no tiene que ser casto. De allí se deduce que un político también puede ser un santo, lo que justifica los mensajes del Sibci (el nuevo sistema bolivariano de información: el Gobierno es una fábrica de siglas con fecha de vencimiento) que aparecen en Tves, con la imagen del difunto Presidente entre altares y velones: “Ni un minuto de silencio, toda una vida de combate”, una de las proclamas.

Un pasatiempo típico de madrugada es adivinar los títulos de las películas, que casi nunca son los que se indican en las grillas de programación. ¿Quién va a constituir un comité de usuarios para reclamar eso? En Televen, supuestamente deberían estar transmitiendo En nombre del honor (“la relación imposible entre un misterioso jeque y una joven rumana”, dice la información de mi sistema de TV por suscripción), pero en realidad pasan un capítulo de Escena del crimen: Nueva York y luego un filme en el que Marisa Tomei usa una especie de prótesis de pierna, el obeso mórbido John Goodman agoniza y el actor de Full Monty (Robert Carlyle) prometió bailar con ella desde que era niño, o algo así. Me rindo y tengo que buscar en Internet: se llama Un toque de seducción (2005, el título en inglés mide una media maratón: Marilyn Hotchkiss' Ballroom Dancing and Charm School).

En el canal de la Asamblea Nacional, Antv, rasga la guitarra José Alejandro Paredes, exponente de una especie de nueva trova venezolana: "Río Bravo que protege la razón / en un mundo feraz". La guapa entrevistadora fuerza la conversación con Paredes hacia el tema electoral: “Si Capriles hiciera una franela con unos ojos como del comandante, necesitaría mucha tinta”, comenta, en lo que creo es una alusión a la propuesta oficial de hacerle un test antidoping al candidato de oposición. El poeta, puesto en tres y dos, se va por la tangente: “El comandante se nos metió a todos en el pecho y nos dice a dónde ir. Se impone un punto de no retorno”.

Vale TV es el único canal venezolano que no transmite de madrugada: en su señal hay un pitico y un patrón de colores, reliquias de los tiempos del “televisor con culo” (de tubo catódico).

En Venevisión Plus, el ritmo de moda: Kassiano y “El bote de bananas”, el viejo clásico de Harry Belafonte esta vez con contagioso arreglo texmex.

Venevisión Plus tiene el volumen más alto que los demás canales, y La Tele, más bajo.

Kassiano y el bote de bananas

En Vive TV se oye “Techos de cartón”. Documental sobre Theodore Roosevelt, el Garrote del Caribe. Luego, otro documental en el que se glorifica al MBR-200: "Durante 40 años ni siquiera teníamos derecho a la medicina", habla una señora humilde. En esa misma madrugada, un cacique yanomami habla en portugués. En un programa educativo, un bibliotecario habla del tema "libros prohibidos", pero para mí pierde toda seriedad cuando lanza una ristra de lugares comunes sobre la inquisición española sin contextualizar sobre la manera de pensar del siglo XV.

En Tves, luego de Los 10 mandamientos, suena un golpe tuyero y la cocinera popular Irma Carrillo da la receta de las papitas de leche de vaca (traída directo del corral) de San Sebastián de los Reyes. La señora Irma le pide ayuda al nieto con la corteza de limón y la vainilla: "¡Ven, Elio José, pa' que ayudes aquí".
Gloria Sánchez, la conductora del programa culturoso Arte Urbano, es todo un prospecto.
También en Tves, videoclip dedicado a Chávez de un cantante llamado Aníbal: "Comandante, llevo en mis genes, llevo sembrado el dolor entre mis sienes, escríbeme en tu aventuram genio de triste figura, vayamos a derribar gigantes, y a Buenaventura, Dios ayuda, cada 100 inviernos y veranos despierta el alma de quien no cede ante el engaño, cuando resuena el clarín, contigo, comandante, Sancho y Quijote hasta el fin, Jumento y Rocinante, el Nazareno está vivo y lucha aquí y a diario, ya no nos van a espantar imperios tan hostiles, habremos de levantar verdades o fusiles". Etcétera. 

En Canal i (reposición de quién-sabe-cuándo de Escuchamos), el dúo urbano Los Genuinos, integrado por Brithy y el Tony, que nunca se quitan los lentes oscuros. Anuncian el lanzamiento de su segundo CD, El segundo misterio de Los Genuinos, “con más electroflow” (adivinen cómo se llamaba el primer CD). El coro de la canción que cantan: "Esa mini le queda genial / Hey, mama, mi ritmo te aloca / Quiero tenerte toda".

Descubrimiento: la Oración Fuerte del Espíritu Santo ahora también tiene su programa en Canal i (5:00 am). Una paciente da el testimonio de cómo se ungió el aceite de la iglesia con algodón en la columna vertebral. Anuncian un Maratón de Sntidad para el Viernes Santo.

En La Tele, reposición del programa matutino Lo que ellas quieren, del que tenía meses sin saber. Hay una nueva conductora, no sé cómo se llama. Hablan de un bronceador venezolano hecho con té verde. No me inspira mucha confianza. Layla Succar habla de su trayectoria de modelo como si ella fuera Linda Evangelista. 

En TV Familia, Curucuteando con la historia, programa educativo conducido por un sacerdote (monseñor Febres Cordero) que se expresa como en los tiempos cuando nombraron a las esquinas de Caracas: “Así pues, que el Nazareno de San Pablo…

En Televen, a las 5:00 de la mañana comienza un episodio de la legendaria serie Perdidos en el espacio (1965-1968). Anuncian en una cuña la telenovela Toda una dama para las 2:00 pm: ¿cuándo en mis tiempos, un Jueves Santo? Soy de una época en la que hasta la Liga Española se detenía en esta semana de recogimiento. Luego, una película en la que Herodes se dirige en acento brasileño a un tal Basabás (yo solo conocía a Barrabás).

Me perdí la sección del error de película que revela Víctor X en 35 milímetros (Globovisión). Cambio al Noticiero Meridiano de Meridiano TV justo en el exacto instante en que informan el resultado del juego entre los Heat de Miami y los Bulls de Chicago que dejé grabando la noche anterior, y del que no me quería enterar. Todo esto mientras uso una afeitadora eléctrica de esas que te pasas 100 veces por la zona de la papada y no te afeitan nada.

En la repetición de La Hojilla (VTV), Mario Silva responde a declaraciones de Eduardo Semtei en Globovisión: “Tú eres un engañapepa (sic), baboso, comediante barato, te saliste del chavismo por ladrón, son asquerosos, cochinos, Capriles podrá salir a hacer stripper pero el 14 les vamos a dar una paliza”. En Antv, Néstor Francia (La talanquera) se dirige al candidato de oposición: “Este carajito viene de una familia llena de billete. ¡Carajito, respete a Nicolás Maduro! ¡Te metiste a la política impulsado por tu pensamiento de judío sionista!”. Si no fueran personajes que se han convertido en parte del folclore, a uno casi se le olvida lo grave que es atestiguar los escupitajos del odio a las 4:00 de la mañana de un día solamente de pescar galápagos, cazar caimanes y castrar colmenares, como dice Rómulo Gallegos en Doña Bárbara.      

Twitter: alexiscorreia@gmail.com     







lunes, 25 de marzo de 2013

Debajo del higuerón


 

“Eres mi hoy, mañana, ayer, el corazón de mi ansiedad. Eres mi mal, también mi bien. Mi vida, mi cautividad”.

Rafael Orozco, el ídolo, la serie estrenada el pasado noviembre que todavía no ha finalizado sus capítulos en la cadena colombiana Caracol y que reemite Venevisión de lunes a viernes a las 8:00 pm, se une a la fiebre del musical: el malogrado cantante del Binomio de Oro (1954-1992), interpretado por el también músico Alejandro Palacio, está remojándose los pies a la orilla del río Guatapurí, por los lados de Valledupar, con su amada Clarita Cabello (la ex miss Taliana Vargas) y de repente arranca el vallenato con todo y acordeón. Igual cuando está tomándose un sobrio desayuno bogotano de changua (caldo de leche y huevo) y revienta aquello de “cuál es la que calla cuando no hay para comer, la de temple de señora y talla de mujer”. Si uno se sorprende cantando en voz baja es que la fórmula funciona.
 
“Yo sé que el sol se oculta, que al día siguiente nace, que sus rayos se esparcen, que dan luz y calor. En cambio tú me niegas la dicha de adorarte”.

Me consta la solidez de la lírica del Binomio de Oro: me acompañó en la infancia en aquella época en que a la clase media le era posible tener lo que llaman una “vivienda secundaria” y mi padre se desplazaba cada dos fines de semana a Higuerote: en aquellos viajes de más o menos dos horas de duración, sin saber de qué manera se estableció la costumbre, se mezclaban indistintamente el Bailinho de Madeira o canciones románticas en idioma portugués con aquel clásico de “Debajo, debajo del higuerón, donde siempre te esperaba, allí me diste tu amor, yo también mi amor te daba”. Por donde vivo, en las parrandas de cada fin de semana, el vallenato es la banda sonora de las 4 de la mañana, luego de que ha pasado la hora del reguetón y la hora de la salsa. Pero nada como el Binomio, cuya propuesta era vigente y universal. Limpia y elegante.

“Nunca pensé, nunca pensé, que al conocerte rompieras el temor, que tenía yo, que tenía yo, de enamorarme y no conocer el amor”.

En los capítulos que transmite Venevisión, todavía no ha aparecido Israel Romero, el acordeonista de rostro bondadoso que era mi favorito del Binomio. Rafael José Orozco Maestre, el hijo de Rafita y Cristina, el del bigotito de carnicero lusitano, tendero libanés o sindicalista autobusero, el que acaba de sacar un título chimbo de bachiller para complacer al despótico empresario agrícola don Jacinto Cabello y casarse con Clarita, se va a Bogotá, dispuesto a dejar las serenatas de vallenato (melodiosas violaciones de las ordenanzas contra los ruidos molestos) por los estudios de Administración de Empresas. Recibe de su madre un suéter de lanita de chivo, un libro de salmos, el álbum de fotos de la familia y un paquetico de bollitos de mazorca.

“Esto me decía el bacano: me gusta el porrocumbé. Y aquí estamos parrandeando, vamos a‘onde Rafael José”. 

En la refrigerada capital colombiana, sin embargo, el torpe mesero costeño del restaurante del Compai Chipuco (el local se llama así mismo, Donde el Compai Chipuco: todo un desafío provinciano al orden cachaco) deja la bandeja y toma la tarima para reincidir en “una cosa en la que nadie me gana”, acierta: prender el vallenato.

“Se me pone muy corto el aliento, y tus besos me saben a cielo, es muy lindo el amor que me das”.

En Rafael Orozco, el ídolo se puede armar un diccionario de localismos: chacarón y corroncho (sinónimos de pendejo), machete (equivalente a la chuleta de los exámenes venezolanos), huesera (algo aburrido), chiflamicas (músicos mediocres), rabo verde (viejo verde), calanchín (algo así como un gestor ilegal), camellar (trabajar duro), teso (algo así como duro o jodido), tener las chácaras bien puestas (testículos), pedir un catorce (un favor), culo e’ avión (rolo e’ vivo) o bollito (muchacha bonit). También escuchar dichos como “Ahora sí es verdad que torció la puerca el rabo”. Podrían llamarse formas menores de cultura. Pero así también se preserva una memoria popular.

El vallenato es una de esas formas musicales que, sin dejar de ser folclóricas, se camuflajearon en el mosaico urbano. En los segmentos de cuñas en Venevisión, veo a Rafucho, el Maracucho cantando el género, por lo que es probable que Rafael Orozco, el ídolo esté despertando un revival vallenatero en Venezuela.

Lloveré sobre mojado: ¿por qué Colombia si está contando y exportando sus historias? Ya casi estamos en abril, a la espera de unas nuevas elecciones, y en 2013 la televisión nacional solo ha estrenado la superproducción de un funeral.

En Twitter: @alexiscorreia

lunes, 17 de diciembre de 2012

El Padrino en Santa Mónica


Con motivo de los 10 años del paro de diciembre de 2002, Vive TV estrenó este mes su película para televisión La bomba es nuestra. Personajes principales: Yusleny (la actriz Aurisnair Parra), cajera de supermercado que acaba de comprar con mucho sacrificio una carcachita y se quedó sin bono navideño debido a la avaricia de sus patronos. Don Consilino (Germán Canino, rima), inmigrante italiano y dueño de la bomba de gasolina de Santa Mónica, donde se escenifica prácticamente toda la acción. Wilkerman (Gabriel Menco), humilde pero atlético empleado de la gasolinera que usa gorrita volteada y está enamorado solo de Yusleny. Manuel Andrés (Armando Lozada), especulador humorístico en pequeña escala que transa productos del mercado negro durante el paro. Clara Rosa (Mercedes Bello), luchadora social que atiende un puestico de llamadas telefónicas. “Clara Rosa es socialista y se parece a Lina Ron”, indica la letra del tema musical de salsa “La bomba es nuestra”, cantado por Pabloko y El Sonero es Arte. Su única arma, afortunadamente, es un megáfono.

También está el sargento Chacón (William Camero), lacónico militar que viste el ya descartado uniforme de camuflaje y la individualidad más enigmática y compleja de la producción. Y Perla Zigbiniewsky (Rosalia Poleo), señora de la oposición con pañoleta y abanico que toca cacerola. “Hay que impedir que este mono monte un castrocomunismo”, dice sobre el Presidente de la República, a quien también llama orangután, lo que sugiere un grado mayor de cultura general. Sostiene que "las mejores navidades del mundo se pasan en Orlando" y que "Santa es parte de nuestras festividades" (¿no lo es?). Clara Rosa: "Nosotros los chavistas tenemos que recuperar la navidad bonita, el dulce de lechoza de la abuela".
Yusleny y Wilkerman

Don Consilino acaricia un gato de Angora, y cuando aparece, suena la canción de la película El Padrino.  “Este pueblo está con Chávez como estuvo antes con Carlos Andrés, nos estamos matando por un loco. Chávez va a renunchiare”, reflexiona el italiano, que además de beber buen vino, es especulador: estaciona un camión donde acapara papel higiénico y productos para elaborar las hallacas y que obstruye el dispositivo donde depositará la gasolina la gandola de Pdvsa que todos, escuálidos y chavistas, esperan en la bomba de Santa Mónica, donde pernoctan. “Usted ni siquiera nació en Venezuela”, le reposta el sargento Chacón. El empleo de apellidos extranjeros en La bomba es nuestra debe ser visto más como chiste interno que como indicio serio de xenofobia, pues el director de la película de Vive TV tiene nombre de inmigrante: Mirko Casale.
 Don Consilino: "Chávez va a renunchiare"

La gente en la bomba pelea: “¡Cállate, tierrúa!”, le grita la señora Perla Zigbiniewsky a Clara Rosa, que le responde: “¡Cállate tú, escuálida ignorante!”. Se corean consignas: “¡Ni un paso atrás, fuera!” y “Alerta que camina la espada de Bolívar”. Los escuálidos maldicen, los chavistas no llegan a tanto. Llega una reportera de un canal llamado Globoven, que  se arregla obsesivamente ante los vidrios ahumados del carro (“¿cuándo has visto tú una reportera mamarracha?”... luego veremos una, con un micrófono de Catia TV) y luego manipula en la sala de edición las declaraciones de los entrevistados chavistas, aunque es un personaje secundario. Mientras tanto, Manuel Andrés (una especie de sucesor en caso de que Alejandro Corona quede incapacitado para completar su período) mezcla gasolina de contrabando con alcohol para que rinda y vende el tercio de cerveza a 8.000 bolívares (de los viejos) y las sardinas a 4.000.

La escena de la partida de futbolito es la mejor de La bomba es nuestra, pues por lo menos hay ingenio. Don Consilino, el José Mourinho del equipo de la oposición, indica su táctica de catenaccio: “Defendemos duro. Ninguno pasa. Si pasa, los barremos. Ni un paso atrás. Junior (su figlio) es garantía de gol, en ataque la pelota es de él”. Mientras tanto, Clara Rosa, la César Farías de los chavistas, da un discurso previo de muy diferente índole: “El fútbol es como la revolución. Nada de individualidades. Tenemos que jugar todos y hacer muchos pases. Yo sé de estrategia porque mi tío (un guerrillero) me enseñó cuando estaba en el monte. ¡Un, dos, tres, victoria popular!”. Wilkerman anota un gol de taquito y es el héroe. Hallacazo en la noche de Navidad con los productos del recuperado camión de Conservas Geovanni: "Esta mercancía es del pueblo soberano". Baila la opositora con el revolucionario.

 Matrimonio mixto en la cola de la bomba: chavista y escuálido

¡Porca miseria! El sargento Chacón anuncia que el tanquero Pilín León ha sido recuperado y el paro derrotado. El italiano huye con su camión y, con un guiño al género de horror (una buena película tiene de todo un poquito, vean Titanic), se descubre que además de explotador es homicida: esconde un cadáver en la cava. Además, Don Concilino destruyó todo el sistema eléctrico e informático de la bomba de Santa Mónica. Chacón: “Esto solo lo puede resolver gente estudiada”. Clara Rosa: “¡Sargento! ¡No subestime las capacidades del pueblo organizado!”. Clara Rosa le habla de socialismo y el militar se asombra: “Pero si el Presidente jamás ha hablado de eso”. La luchadora social le corrige, profética: “Por ahora, pero lo hará”. Yusleny, ya con conciencia de clase y empatada con Wilkerman, arregla la computadora de la bomba igual como hacía con la caja del supermercado cuando se guindaba. Y colorín colorado.   

En Twitter: @alexiscorreia