lunes, 24 de septiembre de 2012

Ex viuda de amnésico


¿Por qué es tan complicado mantener actualizado y vivo un blog? En mi caso, una de las razones es que eso implica sentarse a trabajar los fines de semana, lo que, en mi caso, con el paso de los años y el desarrollo de otras inquietudes personales, se me hace cada vez más intolerable. En todo caso, a usted, fiel y escaso lector, eso le interesa un bledo.
Trataremos de ir poco a poco reanimando los signos vitales de este blog y convertirlo en verdadero archivo de las columnas de Monitor de Programas que se han publicado en el diario El Nacional. Vamos primero con la ampliación de la del domingo 23 de septiembre, para la que se nos quedó corto el espacio del papel periódico.  

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La semana pasada (pronto, en el blog, la nada imprescindible columna del domingo 16 de septiembre) escribí de lo sencillo que era engancharse con las claves de una telenovela rosa (buena, mala o regular, no viene al caso) incluso cuando un aterrizado no ha visto ni uno solo de los capítulos anteriores. Esta semana continué el experimento sentándome, un día al azar, ante las series dramáticas que transmite Televen en la tarde, y bajo promesa de no buscar en Internet más que algunos datos básicos.

Marisa es la trabajadora doméstica todoterreno: tiene visión gerencial, inquietudes sociales y cría sola a su hijo Lalito. La ama un joven político rico, Cristóbal Parker, igualito al Conde Saint Germain de los libritos de Conny Méndez. Frases de Cristóbal: 1. “Mientras más me acerco a tu mundo, más me gustas”. 2. “No sé que es más grande en ti, tu integridad o tu necedad, ni sé cual me gusta más”. 3. “Me gustaría ocupar un lugar más claro en tu vida”. A Marisa, su ex esposo alcohólico, Víctor (encompinchado con una opaca villana, Sara Montero), trata de arrebatarle la custodia de Lalo echando mano de unos antecedentes de robo (calumniosos, obvio) de ella. Marisa, toda una leona en el bufete, acerca de la criatura que le quieren arrebatar: “¡Sola le vi salir su primer diente!”. El abogado cínico: “Resolvamos esto de la manera más tersa posible”. ¡Guao, vaya lenguaje!

Más de Marisa en el bufete: "¡Hijo de la fregada infeliz! ¿Tienes idea de lo que duele parir sin anestesia? ¡Es mentira que una se vuelve mujer en una cama! ¡Mi hijo me hizo mujer!"
La mejor amiga de Marisa, Mireya (la venezolana Mónica Pasqualotto), fracasa al intentar el baile llamado quebradita en una reunioncita familiar. En la telenovela en spanglish ambientada en Nueva York (de vez en cuando hay subtítulos; el Empire State de noche sirve de imagen referencial) también aparece, por allí, Henry Zakka, y algo que en mi país no existe: un senador. Una de las cachifas compañeras de Marisa, Leti, tiene un aire a Penélope Cruz. Otra cachifa es Yayita, como la de Condorito. Unas mujeres privadas de libertad agreden y golpean en la cárcel a una dama de buena posición caída en desgracia, Catalina (eso no lo he visto antes en ninguna telenovela, ¡no, señor!). Todo esto en Amor sin barreras. Quedé fascinado con Litzy, un poco parecida a una preciosa hija de Miguelángel Landa, Dayana. No sé si Litzy sería protagonista en Venezuela. 

No sé si eso viola la Ley Resorte, pero en Amor sin barreras hay un tipo que se la pasa metido en un bar, hablando en acento raro y vaciando y vaciando vasos pequeñitos (Estanislao o el Polaco). En el mismo bar suele estar una tal Calixta que es igualita a Gloria Estefan.

Palabra mexicana aprendida: "el muy picudo" (sobre Víctor). Al parecer quiere decir hablapaja.

En la siguiente telenovela sale gente que uno ha visto en la portada de Maxim en Español. La protagonista, Angélica (Anahí, ex RBD perteneciente al género Hypsiboas Crepitans), está casada con el magnate bigotudo Ricardo, que comienza el capítulo soltando par de manos en una típica pelea de telenovela a un abusador que besó a juro a su mujer. Pero Angélica ama en silencio a su ex esposo Santiago Ballesteros (cómo quisiera tener un nombre así, de galán), arquitecto ecologista en recuperación de una amnesia total y al que ella había dado por muerto. La escindida Angélica dice de sí misma en pensamientos escuchados por nosotros en voz en off: “¡Tengo que decírselo a Ricardo! ¡Qué farsante soy, perdóname, Dios mío!”.

Hay dos arpías (o víboras, da lo mismo) que conspiran contra Angélica, y una de ellas usa la intolerable expresión “¿a poco?”, algo también típico. La acusan de haber besado, no de haber sido besada a juro: "Esta corriente te engaña", dicen a Ricardo. Cita de Angélica: "Lo que no mata fortalece" (creo que también lo dijo Schwarzenegger en Conan).


La conductora del tak show Señora León en esta telenovela es la sufrida Refugio, esposa cachuda del estafador y mujeriego Cristóbal Lagos, empatado con una carajita (la bomba sexy Ana Bekoa, creo, de nariz verdaderamente picuda) e igualito al profesor Jirafales con look de charro ejecutivo, fluxes de tonos terrosos y corbaticas de cordoncito tipo el cantante urbano Sergio Pérez en los 90 (es Jorge Ortiz de Pinedo, otro famoso comediante). Refugio sostiene: “Cuando una se casa, se casa para siempre”. El hijo de Refugio le abre los ojos: “Papá ha de estar tingo tilingo (¿con otra?). Deja de pensar como Adelita en la revolución: el patrón a caballo y la mujer a pata cargando con los chamacos”

Hablando de Adelita, esta vez quedé fascinado con los collares largos de Adela, guapísima estudiante que llega a la ciudad, infatuada por el profesor de Arquitectura que ella no sabía que estaba muerto: “Mi mamá dice que tengo chinchilines (¿?), no me quedo quieta”, le dice al primo vago-baboso, estudiante universitario que no se gradúa nunca y mantenido por la mamá que usa el cabello largo después de viejo.
Adela (Claudia Álvarez, parece que se llama)

Escena del próximo capítulo de Dos hogares: Santiago, que no sabe que Angélica se casó con otro, la ve en la ventanilla de la limosina donde viaja junto a Ricardo. El semáforo cambia a rojo. Santiago corre hacia la limosina. ¿Qué pasará?

Cuña de Dulce Amargo, futuro estreno nacional de Televen. Joven esposa insatisfecha insinúa en black lingerie: "Tengo miedo de que esta soledad me lleve a buscar otras cosas".

Para la columna anterior, ya me había asomado a un capítulo de Por ella soy Eva. El galán, una especie de mezcla de Ricardo Álamo con Mark Ruffalo, hablaba en argentino la mitad del tiempo y en mexicano la otra mitad, por lo que era obvio que ocultaba un secreto a Elena (guapísima Lucero en vestidito verde, vaya piernas macizas). En el capítulo agarrado al azar de esta semana, Juan Carlos Caballero, el galán (Juan Perón, para más colmo, en su mitad argentina), está muerto: es increíble todo lo que puede pasar en una semana. 
Elena Moreno, también madre soltera de un niño llamado Lalo y competente ejecutiva que sale adelante a pesar del machismo, habla con el villano guapo Plutarco Ramos Arrieta acerca de proyectos privados de "turismo complementario como pesca deportiva y buceo" (esas cosas tampoco existen ya en mi país) en Playa Majagua, estado de Guerrero. Plutarco, a solas acerca de Elena: "Salvo por lo del renacuajo, Elena es perfecta" (coincido). En la oficina hay una gorda, Antonia (típico nombre de gorda) que simula comer rebanaditas de piña, y esas cosas, pero que en realidad come chocolaticos escondida. A la mala del grupo empresarial turístico Imperio (!), Rebeca, la he visto bailando texmex en el programa Muy Chido de HTV:
Frase de Juan Carlos que Elena recuerda con lágrimas al ocupar su oficina vacía y observarlo en un portarretrato: "Para el amor no existe final feliz, porque el amor verdadero como el nuestro no tiene fin".

Pero Juan Carlos Caballero no está muerto. Sobrevive oculto (como Santiago Ballesteros en Dos hogares). Cuando se entera de que Elena está buscando una asistente de oficina, a Juan Carlos se le ocurre, para permanecer cerca de ella, disfrazarse de mujer. Las escenas "humorísticas" de primera transformación de Juan Carlos en mujer son patéticas, no dan nada de risa. Una amiga le asesora para ser algo un poco más parecido a Tootsie o Mrs. Doubtfire. Después que termina el capítulo y me pongo a escribir, caigo en cuenta: ¡Aaaaaaahhhhh! Con razón esta telenovela se llama Por ella soy Eva. Juan Carlos es, o más bien será, Eva.

Conocimientos adquiridos de mexicano:
1) Al parecer, decir "Vas a acabar en Santa Marta Acatitla" es equivalente a "vas a parar en Bárbula" del venezolano antiguo.
2) "No te esponjes" es como "no te arreches"
3) "Ponte muy abusada" (¿?) es como decir "ponte las pilas"

A golpe de las 11:00 de la noche, se escucha un "cómo así": entramos en territorio colombiano. De Nikita, la malandrita de la narconovela 3 Milagros, quizás hablaré en otra ocasión, probablemente después de elecciones, si seguimos existiendo.

(ampliación de la columna publicada el domingo 23 de septiembre en El Nacional
Twitter: @alexiscorreia