viernes, 26 de noviembre de 2010

Una semana de Tves

Para un porcentaje de venezolanos, Tves son las siglas de la abyección. Algo que nació torcido a partir de un acto de intolerancia, y que se debe saltar muy rápidamente con el control remoto, pues mirar su logotipo (que es casi lo mismo que mirar a un basilisco) equivale a una traición. También es una pantalla a la que algunos nos asomamos de vez en cuando para satirizar su programación y resaltar que sus números de audiencia son incomparables con los que tuvo RCTV.

Durante una semana monitoreé Tves para tratar de ir más allá del prejuicio y reflexionar un poco las contradicciones que florecen a ambos lados de la polarización política.

Tengo que decir que Tves no muerde. Entre cuña y cuña de Agropatria o de YVKE Mundial, cumple muchas de las funciones que se esperan de una estación de servicio público. Por supuesto, este canal cuenta con la ventaja de que no necesita atraer anunciantes para sobrevivir.

También estoy 100% claro en que resulta aburridísimo un canal donde todo es servicio público, mensajes educativos y bondad. El ser humano es dual. El ser humano tiene morbo. Esta semana vi una cuña de VTV en la que se metían con el pobre, inofensivo y más bien gafo programa El Guiso (La Tele) por mostrar a una chama (que además salió hace rato del programa) meneando las nalgas y "exaltando el machismo". Llegaron los santones que no tienen nunca un pensamiento impuro, pues.   

Luego de ver infinitos pósters en el Metro de Mi árbol naranja lima, le había agarrado un poco de ojeriza a esta serie infantil brasileña  de la 1:00 pm, pero sólo alguien con cemento en las venas no se conmovería ante la cálida producción protagonizada por el niño pelirrojo Zezé.

Ante unos canales privados que en general se han olvidado de los niños, Tves cuenta con un sólido bloque de comiquitas. Transmite el Plaza Sésamo que se graba en México. Observé un micro venezolano de animación ingenioso, inspirado en la saga boxística Rocky, en el que un batido de melón derrota a una gaseosa “pitiyanqui”. Las cuñas de hip hop infantil del Instituto Nacional de Nutrición también son graciosas.


Olga Ortiz, la muchacha que conduce el programa turístico Conoce Venezuela, es de una sensualidad perturbadora. En Tves hay cine de autor, programas ecológicos de la BBC, películas e inclusive cortometrajes venezolanos, un programa nacional de yoga que transmite la misma serenidad de un juego de ejercicios de Wii y aceptables espacios culturales como Arte urbano. Vi un documental (Yo estuve allí) que reconstruyó el día de la muerte de José Gregorio Hernández con técnicas de suspenso (por cierto que no se mencionaron en los créditos las fuentes hermográficas usadas, como el diario El Universal). Vi una entrevista con Aquiles Báez (de la serie Notables) en la que el guitarrista contó cómo de niño le pegó un batazo a su mamá cuando jugaba a imitar al beisbolista Al Bumbry. Vi un partido de baloncesto en silla de ruedas.




El reality show El sueño de Fuser es un caso aparte de análisis. De inspiración guevarista, es realizado por documentalistas cuyo objetivo es “mostrar los logros de la Revolución”, un dudoso punto de partida para su profesión. Sin embargo el concepto es provocador: poner a convivir a sectores muy disímiles del proceso. Por ejemplo, estudiantes de Medicina visitan a los saltimbanquis del Nuevo Circo, y viceversa. Nos guste o no, allí se refleja un país que se mueve. La factura de la presentación (una animación digital) es asombrosa.

Lo peor de Tves: un noticiero, El reporte, que se limita a servir de vocería a ministros y funcionarios oficiales, sin ningún espíritu crítico o investigativo. Lo paradójico es que un documental del canal que se transmitió en la semana, Venenos del capitalismo (dedicado en esta emisión a los medios privados), el documentalista Juan Carlos Yegres (uno de los productores de El sueño de Fuser) hizo un llamado a que los medios alternativos “a no caer en lo superficial, a que el nuevo usuario sea crítico; no podemos crear, al igual que la derecha, tontos útiles pegados a un televisor a los que sólo se les da información sin más ni más”. Jesús Blanco, de Caricuao TV, agregó: "Los medios privados no ponen posiciones opuestas, sino que sólo manejan una línea de información". 

Por cierto, como dato, la única noticia sobre un sector no gubernamental que vi en El reporte fueron los resultados del beisbol.

Otro aspecto triste de Tves es su pálida imitación de las estaciones privadas. Querencias, quizás el mejor programa de música criolla del país, se transmite en un pésimo horario (6:00 am), como una respuesta a la competencia de Venevisión. Hay un bloque de telenovelas de Corea del Sur, Brasil y Colombia de 8:00 pm a 11:00 pm, sin producción nacional. Doble moral: estoy seguro de que si esa historia coreana totalmente rosa (Vals de primavera) tuviera el sello de RCTV, los voceros socialistas la tacharían de “alienante”.

No puedo dejar de imaginar un país mucho más racional en el que se hubiera hecho una transición de RCTV a Tves en la que se le hubiera permitido al primer canal mantener una franja con algunos de sus programas (incluidas las telenovelas), que tanto le harían faltan a la actual estación para elevar un poco sus números. Pero ya sabemos la filosofía Mario Silva: "Con los fascistas no se negocia".

2 comentarios:

  1. Un buen análisis, serio y balanceado. Puede resumirse en: "Una programación bastante normal, cultorosa, con un noticiero fuertemente parcializado" y pareciera que estuvieras describiendo cualquier canal privado... con la diferencia de que la programación no-política de TVes es de mejor calidad que la de esos canales privados, según lo que entendí al leer tu escrito; Nada de telebasura. Um... Creo que esto describe a TVes como posiblemente el mejor canal de entretenimiento venezolano, tal vez sólo superado por Vale TV.

    1) El problema con "El Guiso" no es la despampanante muchacha, sino que uno de los "animadores" dijo "¡Ya! ¡Anda a limpiá!"

    2) Nunca nadie del gobierno ha criticado las teleseries extranjeras emitidas en canales privados, excepto las colombianas "El Capo" y "Rosario Tijeras". VTV transmitía series coreanas antes de que existiera TVes.

    4) Si mi cara también hubiera salido en RCTV el 12 de abril de 2002 con un reportero diciendo "si ve a esta persona, notifique a las nuevas autoridades" Yo le hubiera puesto también un niple a RCTV.

    5) El canal TVes no tuvo nada que ver con la salida del aire de RCTV, el cual se "autosuicidó"

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