lunes, 13 de diciembre de 2010

Animadores de Twitter

Para los seguidores: debido a una catarata de inconvenientes técnicos, en las últimas semanas no he podido colgar videos nuevos ni actualizar el blog. Espero retomar pronto el ritmo de antes. 

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Escuchamos es un programa para jóvenes y adolescentes que se transmite de lunes a viernes a las 4:30 pm a partir de la última reestructuración de Canal i, que arrancó en el último trimestre de 2010. Sus conductores Erika Csiszer, Gesaria Lapietra y Martín Imhof provienen de producciones ya desaparecidas de la estación, como Hiperespacio, Fusión o Brujas.

Lo que más me llamó la atención de Escuchamos es que, aunque está dedicado casi íntegramente a la transmisión de videoclips, sus animadores hablan muy poco de música. Al menos de la música como fuente de conocimiento cultural.

Escuchamos dura 2 horas y media, es decir, 150 minutos. Hay una hora de música pop, luego otra de rock y termina con media hora “latina”. Grabé la emisión del pasado martes 7 de diciembre de 2010, utilicé un cronómetro y obtuve resultados asombrosos que hablan de la televisión que se hace hoy en Venezuela.

86 minutos (57% del espacio) se emplearon en la difusión de 26 videoclips: de ellos, 23 extranjeros y 3 nacionales.

35 minutos duraron los cortes publicitarios (23%).

Durante un total de 15 minutos, Csiszer, Lapietra e Imhof estuvieron frente a una laptop o sus aparatos Blackberry leyendo mensajes de televidentes en Twitter (10% de programa).

Es decir, restaron apenas 14 minutos (9%) para que los animadores se comportaran como animadores, por lo menos según mi concepción prehistórica del entretenimiento. De estos 14 minutos habría que descontar, además, el tiempo que se empleó para repetir los teléfonos y cuentas de Twitter del programa (por lo bajito 50%).

En mi pueblo a eso lo llamamos la ley del mínimo esfuerzo. Televisión sin invertir ni una puya, sin crear, sin salir del confortable estudio.

Como espectador de la generación de los que no han llegado a los 40 años y se sienten dinosaurios, me aburre solemnemente prender un televisor y observar a alguien que mira su computadora.

No condeno la interacción, pero debería haber alguna manera de seleccionar sólo las publicaciones de Twitter realmente ingeniosas y que valgan la pena. Imagino que leer tweets al final se convertirá en una tortura con cables pelados para los pobres animadores.

Quizás se podrían colocar en una barra en la pantalla, aunque supongo que eso arruinaría los ingresos por mensajería de celular (por cada SMS se cobran 1,50 bolívares).   

Cuando yo era adolescente, mi programa favorito de videoclips era Sonoclips, del canal RCTV, donde gente como Eli Bravo me orientaba hacia la música alternativa que no ponían en la radio. Allí descubrí, por ejemplo, a Ofra Haza o The Sugarcubes.

En Escuchamos, el único que cumple la función de hacer recomendaciones personales es Martín Imhof, baterista de la banda venezolana de punk Sónica que conduce la hora de rock. A pesar de su exceso de anglicismos al expresarse, Imhof también parece el más preocupado por darle una plataforma al talento nacional, y gracias a él me enteré de que existe un grupo metalero venezolano con una canción con cuyo título me identifico: “No creo en nadie”.

No estoy de acuerdo con la Ley de Contenido porque, en la era del iPod, nadie puede obligar a otra persona a que le guste la música venezolana o folclórica. También es muy sabroso exigir producción nacional de videoclips, telenovelas o concursos en el contexto de una economía general que no estimula a invertir un centavo en Venezuela. Sin embargo hay que guardar un mínimo de apariencias. El pasado miércoles, antes de que Escuchamos fuera interrumpido por una cadena, se habían transmitido 19 videoclips y los 19 fueron extranjeros.

Pepa y Pupy

De Los pepazos de la Pepa, el programa de farándula que transmite el canal La Tele de lunes a viernes a las 11:00 de la mañana y a las 11:00 de la noche, académicamente uno podría sentenciar que es una goleada 5-0 contra el idioma castellano y que representa una época caracterizada por la inversión mínima de dinero en la mayoría de los canales venezolanos.

Desde un punto de vista más comprensivo, sus conductores Pedro Padilla “Pepa” (dotado de la flexibilidad del junco) y Karina Salaya “Pupy” —nos guste o no, el producto más persistente del reality Protagonistas de Novela (2001) donde prometió y cumplió que algún día posaría para Playboy (**), aunque sea la del Bloque de Armas— consiguen siempre que cada día nazca el conmovedor milagro de lo impredecible. Veamos algunos ejemplos de la semana del 29 de noviembre al 3 de diciembre de 2010.

(**) "Con esta muchacha estoy seguro de que van a pasar muchas cosas, como ocurrió con la China de Robinson. Vamos a llegar hasta donde la censura nos deje" (Joaquín Riviera, ejecutivo de Venevisión, refiriéndose a Karina Salaya durante la presentación oficial de Protagonistas de Novela en septiembre de 2001)

El miércoles, cuando en Los pepazos de la Pepa se le hizo en vivo una llamada internacional al merenguero Wilfrido Vargas (“Wilfrido, ¿nos copias?”, repetían los animadores), la comunicación se cortó y luego claramente se escuchó dos veces el mensaje: “Su saldo es insuficiente”.

En plena emergencia por las lluvias, Padilla llamó a Norkis Batista, que dio un ejemplo de lo que jamás debe declarar una celebridad acerca de un gesto de caridad hacia los damnificados: “Voy a donar las ropitas y los juguetes que ya no usa mi hijo Sebastián”.

El jueves, Pepa pidió excusas por la ausencia de Pupy: “Karina Salaya se encuentra viajando a la ciudad de Apure (sic) porque tiene un problema con una abuelita”. Posteriormente el que se ha convertido en un bailarín más elástico que el Hombre Plástico —y que el viernes confesó que está despechado— se dirigió a las víctimas de deslaves e inundaciones: “Tratemos de ser aspiracionales (sic) y de dar un mensaje de fe y paz”.

Luego uno descubre con deleite que las cuentas de Twitter de la pareja se llaman @pedritopadilla y @pupybetolove (Beto debe ser el novio).

Es cierto, Los pepazos de la Pepa es un aguacero incontenible de adverbios como “definitivamente” e “indiscutiblemente”. Se utilizan verbos como “aperturar” y “acceder” y se dice que “han habido (sic) muchas tragedias”.  Se cometen atentados con muletillas como “de hecho” y “a nivel mundial” (algo ya tan extendido que es mejor tirar la toalla). Se usa la palabra “proyecto” para entidades tan terminadas como el grupo Menudo, con sus más de 30 años de historia.

Pero al mismo tiempo, el oyente imparcial que analiza el programa agota los márgenes de la libreta con frases para la galería: “Ya tiene tres meses con el tigrito en el tanque” (Pupy, en referencia al presunto embarazo de la novia del cantante Nacho). “Parando la oreja blimblinera para la pepa cotillera de pasillo” (Pupy). “La gente se me acerca en la calle y me dice: tú construyes, no destruyes” (Pepa). “El chisme empezó a rodar más que maraca sin palo” (Pupy). “No me importa perder mi postura de artista” (Pepa). “A este pepazo de la Pepita Flower le metemos el ojo de pescado y la pestaña de gallina” (Pupy). “Todos los días alguien me comenta: gracias por haber aparecido” (Pepa). “Si el Marc Anthony es una celebridad tan international friki froku (sic), ¿por qué no se compra su propio avión?” (Pupy). “Ojo de loca no se equivoca” (Pepa).

El martes se transmitió un recuento sobre los “grandes dúos de todos los tiempos que actualmente están separados” y se incluyó a los hermanos Servando y Florentino, que siguen tan juntitos. Luego Pupy se refirió a la ex animadora Judith Castillo, Miss Venezuela 1976, como alguien “a quien sólo la conocen porque una vez pegó la lotería”.

Sin embargo, Los pepazos de la Pepa me despierta la misma simpatía que un tweet de Alicia Machado sobre la guerra en Corea: con frecuencia saber mucho conduce a la amargura.

PD: muchachos, esta si va totalmente en serio. Más ingenio y esmero con la producción. El lunes la Pupy se refirió a Paulina Rubio como "Súper Pau" por salir en defensa de Alicia Machado y a nadie se le ocurrió poner imágenes del videoclip Ni una sóla palabra, en el que la cantante aparece en el personaje de una superheroína.  

Hugo Carregal en "Yo sí canto" o los abismos insondables de la cursilería humana



Pamela Djalil y el “así es”

Es notorio que los medios impresos, como el que usted acaricia en sus manos, atraviesan un período de crisis y transición, de consecuencias todavía desconocidas, que se precipitó con la masificación de Internet. Creo que esta revisión interna le toca ahora a los noticieros de televisión: con Twitter, pocos esperan a las 11:00 pm para enterarse de lo que sucedió en el día.

En la semana del 22 al 26 de noviembre de 2010 monitoreé las secciones de espectáculos de los telediarios de los principales canales de cobertura nacional. Como sugerí antes, creo que los microprogramas como Estrenos y estrellas (Venevisión) y Lo actual (Televen) ya no pueden limitarse a dar noticias: el reto actual implica crear una agenda propia y proactiva de temas de farándula (no sentarse a esperar ruedas de prensa o visitas de artistas), iluminar acerca de opciones de entretenimiento que no sean tan conocidas y recurrir a especialistas que hagan de orientadores entre tanto maremagno de información.

Twitter añade otra función: crearle al televidente la ilusión de que él “participa” en el show.

Con sus defectos, la sección de farándula de El noticiero de Televen, Lo actual, es la más parecida a un posible modelo de televisión del siglo XXI, además de que cuenta con muchos más recursos (conductoras, espacio físico y tiempo) que el resto de los canales.

Según el día de la semana, Lo actual se centra en áreas como moda, música y cine. Incluye entrevistas con invitados en el estudio. Es cierto que en la sección musical llevaron esta semana como especialista a un ejecutivo de una disquera, es decir, alguien que no es imparcial, pero por allí es que van los tiros: buscar a los que saben más.

No tolero que en un noticiero de farándula se haga la reseña de un concierto y se digan fruslerías al estilo de “Alejandro Sanz desbordó un manantial de sentimientos y complació a sus fans”. Debe haber un experto que vaya al show y aporte una visión crítica, que diga lo trascendente o lo negativo de lo que observó.

De las conductoras de Lo actual, la que más me gustó fue Daniela Di Giacomo. Irradia naturalidad y un dejo de malicia, tiene una voz ronca y sexy.

Pamela Djalil debe grabarse y escucharse: el pasado martes repitió 5 veces la muletilla “¡así es!” como transición entre noticia y noticia en apenas un trío de minutos. Bárbara Sánchez se negó a pronunciar el apellido de la cantante estadounidense Nicole Scherzinger porque le parecía “demasiado difícil”, lo que revela dejadez y flojera mental. Menos mal que a Bárbara le tocó una época en la que Arnold Schwarzenegger es gobernador.

A Estrenos y estrellas, del Noticiero Venevisión, le urge una revisión en su agenda de temas, que mira demasiado hacia el extranjero. Tatiana Irízar, a pesar de su experiencia, por ratos me resulta tan acelerada como la cuña de telefonía móvil en la que Pedro Castillo recitaba nombres de ciudades. En lo personal me quedo con Gaby Patiño, quizás por lo exótica y selvática de su belleza.

La muy deficiente sección de espectáculos de Canal i, que conduce Marjorie Acosta, debería replantearse desde cero.

En Noticias Globovisión, Rocío Higuera hizo un esfuerzo por sacar las cámaras del estudio y transmitió su bloque desde espacios como el Celarg o el Trasnocho Cultural. Pero obviamente la farándula no es prioritaria en el canal de la Alta Florida, empezando por el horario: hay días en que la sección de espectáculos de Rocío arranca largamente pasadas las 10:00 de la noche (encaramado en la franja de Buenas noches) y los que dejamos el programa grabado no lo podemos ver.